29 agosto 2025

El destino

No se habían visto en persona, pero la conexión fue inmediata —quien sabe si inevitable. Fue ella quien lo reconoció al instante: su mirada azul disparó su memoria, no la que habita en la cabeza, sino aquella que se guarda en el corazón. Habían vuelto a conectar, con la emoción del descubrimiento envuelta en humana duda. Con otros nombres, con otras pieles, con el misterio de lo desconocido y el silencio apenas interrumpido por una pregunta suspendida en el aire:

¿Era parte de nuestro destino encontrarnos?

El tiempo lo dirá.

29 junio 2025

“Porque tuve hambre”


Dicen que el bien es silencioso, pero la gran obra social que desarrolló Luz Casanova en el Madrid de principios de siglo XX, merece ser contada y conocida. 

Ella que pudo haber vivido la vida para la que había nacido, acomodada y llena de lujos, decidió poner atención y escuchar para siempre “el murmullo de los pobres”. De la calle Montesquinza a las periferias, inspirada por un profundo amor a Jesús y con su lema por bandera: “Que por mí no quede”, Casanova llega a crear una red de 49 colegios y escolariza a cerca de 14.000 niños y niñas en una España tan desigual como moribunda. Funda un comedor social que, más de cien años más tarde, sigue dando servicio y una casa para mujeres maltratadas que también sigue en pie, pues, lamentablemente ni la pobreza ni la violencia contra las mujeres han desaparecido un siglo más tarde. Su legado y espíritu permanecen imperturbables, como una casa que desde su origen está bien construida. Incansable, determinante y valiente. Una mujer a la que la historia le debe su lugar y este libro le brinda una escalera para ocuparlo. Hacen faltan más personas con el hambre y la sed de Luz Casanova para cambiar el mundo, para hacerlo de verdad. 

27 julio 2024

Concurso de Microrrelatos Capital Radio-Fundae


“El talento es otra cosa”

Y el que tú tienes lo estás desperdiciando, Silvia. Céntrate en una profesión de verdad y con futuro, y deja de perder el tiempo que para eso has estudiado una carrera. Una honorable carrera que perpetúa la gran saga de abogados de esta familia. Todos contentos, ¿no? Todos menos yo. Y lo de actriz ¿te haría sentirte más realizada? No lo sé, pero me niego a dejarme llevar por la idea de que son “muchos los que hay, y pocos los que llegan”. Al fin y al cabo, aunque “el talento sea otra cosa” también hay que tenerlo para intentarlo.


PD:siempre fuiste mi mes favorito, junio. 

https://www.fundae.es/actualidad/gestion-del-talento-capital-radio/concurso-microrrelatos/iii-concurso-de-microrrelatos

06 mayo 2024

El color infinito existe

Como el azul del cielo,

 de color infinito.

El universo como testigo,

es sereno y discreto

 y si te acercas 

se envuelve en timidez o se embravece.

¿Quién es?

 Deja que la lluvia riegue mi alma.

Así crece, y puede ver 

que la ternura reposa

en tu pecho,

 en tus manos,

en tu cabeza,

¡una lindeza!


Ya en mi mente,

 ya en mí.


 Marta M







25 diciembre 2020

El ovillo de lana que no quería ser un ovillo de lana

La verdad es que la madeja era muy diferente a las que solía haber en la mercería, lo que llamó poderosamente la atención de la dueña de la tienda, Doña Camila.

Al principio no le dio ninguna importancia, pero la madeja, cada vez se iba haciendo más y más grande, y para su asombro, adoptaba formas que no eran las propias de un ovillo de lana.

Nadie se había percatado de que ese ovillo era distinto al resto de los que Doña Camila vendía en la tienda, porque cada vez que lo veía asomar en la estantería, lo guardaba apurada en la trastienda, sabía que ahí había un gran misterio que resolver, un secreto que tenía que guardar para ella, como si fuera un gran tesoro que todavía no podía ser descubierto.

Veréis, el ovillo tenia principalmente tres colores: negro, blanco y azul cielo. Un día adquiría forma de triángulo, y otro de cuadrado... 

Sí, asi como lo lees.

¡Menudo ovillo tan peculiar!

Doña Camila, cada vez que veía que había cambiado su forma, ponía todo su esmero en volver a colocarlo, y darle la forma redonda que le correspondía tener. Ella no entendía nada, pero la verdad es que, a pesar de sus años, seguía, y no en el fondo, creyendo en la MAGIA DE LA NAVIDAD, sus canas, sus 10 nietos y toda una vida de trabajo en la mercería, no le habían separado de la niña que llevaba dentro…

Era como si todavía quisiera conservar la ilusión de que en estas fechas navideñas todo pudiera suceder, y la verdad es que pasan cosas muy bonitas y mágicas, por ejemplo: el nacimiento del niño Jesús, la llegada de Papá Noél cargado de regalos en su carruaje arrastrado por ocho renos vestidos con sus mejores galas y sus pompones rojos en la nariz.

A la mañana siguiente, ya 24 de diciembre, Doña Camila fue a trabajar como todos los días, y la verdad es que no se le escapaba ni una mosca, porque sin apenas haber puesto el primer pie en la tienda, ya percibió que estaba diferente. Tantos años trabajando en su mercería que podría recorrerla con los ojos cerrados sin chocarse con nada. Todo estaba desordenado, pero Doña Camila no perdió la calma ni por un solo momento, porque en el fondo sabía que esto no era obra de ningún caco sino de alguien tremendamente especial…

Santa Claus lo había hecho realidad, ese curioso ovillo que nunca quiso serlo, resultó ser un precioso un animal, que salió a saludar enredado entre telas y ovillos de verdad. Era un perrito venido desde la lejana y fría casa de Papá Noel, situada a 4475 km de la vuestra, Fernando, Catalina e Isabela. Corred a conocerle, no sin antes, descubrir su nombre. Si repasas de nuevo el cuento, muy pronto lo encontrarás.