Quiero contarte algo,
Hace mucho, posiblemente antes de que tuviera consciencia de ello, ya tenía una relación contigo.
Como un hilo de seda, suave, delicado y puro que se ha ido transformando con el paso de los años, latiendo más fuerte, vibrando en mí tu zumbido, imaginándote con una pureza innata, recreándome en tu belleza y sintiéndote con el mismo misterio.
Con el único sonido del llanto de tu tierra, ves, sin poder taparte los ojos, la crueldad, barbarie, hambre, ambición, corrupción y egoísmo que conviven a lo ancho y a lo largo de ti, eres compleja y diversa, rica y pobre, alegre y triste, eres contradictoria, inmensa y cautiva tanto como el hilo que nos une.
Eres África.
No dejes de aparecer en mis sueños, con el velo blanco en el que te envuelves, cógeme de la mano y enséñame aquellos lugares que sólo conozco dormida. Allí, me sentaré en tu regazo exótico y me susurrarás con esa voz oscura y anciana porque el sol ilumina, especial e imperante, más aquí que en cualquier otro lugar.