17 mayo 2014

Brochazos de magia


No hay nada más fácil que saber cuando alguien está realmente feliz, sólo si sabes mirar, y mirar bien, con los ojos del corazón, puedes percibirlo, incluso si estás dispuesto a contagiarte, puedes vibrar con esa persona en su misma frecuencia y al compás de su latido. Y eso es lo que nos brindó, la niña de bohemios ojos, la que vive con una intensidad, como si fueran suyas, todas las historias que le cuento.

Ella, a la que la música le acompaña,  la sorpresa le atropelló en un día que era de celebración,  porque 31 soles no se cumplen todos los días. En un espacio privilegiado, lleno de encanto y de trabajo duro, vigilado, por una burra, un carnero y algunas ovejas, tomamos el poco fresco que había, sentados en el porche del sueño de un hombre, que construyó su casa con sus propias manos.

Para que sospeches de cómo es, si jugamos con ella, ¿a qué fruta serias? No seria ni una manzana, ni una fresa, ni una naranja, a menos que las frutas se reprodujeran entre ellas, y tuvieran descendencia híbrida, entonces seria... una naranja con sabor a mango.

Y llegó el momento de pedir deseos y soplar las velas, la magia nos encontró en la estepa toledana,  y su padre le sorprendió a golpe de clarinete, con una mirada de amor paternal, llena de naturalidad y de electricidad.

Si a esto le sumas, los olores a lavanda, romero y  limonero que volaban  hasta nosotros, será difícil que podamos olvidarnos de los brochazos de magia que vivimos ese día.

 ¡Feliz Cumpleaños, Yanira!

pd: la magia, chispas de electricidad, que no son fruto del azar...  y que todos alguna vez tenemos la suerte de encontrarla.