09 julio 2013

El caleidoscopio de Carlota

"Carlota la que flota"

Esta era la frase que escuchaba Carlota todos los días, aunque a ella parecía no importarle, en el fondo contenía la risa dignamente, para no denotar su carácter ante sus compañeros. Ella, que era de espíritu inquieto se burlaba de ellos, sacándoles  la lengua al tiempo que arrugaba la nariz. Una nariz que era como un tobogán.

Se podría definir a Carlota, como la pipi calzas largas moderna, salvo tres rasgos que le hacían auténtica y única, su tono de pelo era caoba, portaba unas grandes gafas amarillas con forma  de corazones  y no era tan delgada como pipi, lo que dejaba ver unos lustrosos mofletes que invitaban a pellizcárlos.





Carlota, tenia 9 años, y guardaba con mucho mimo un objeto que hacía las delicias de sus fantasías. Un caleidoscopio, que le regaló su abuelo Mateo. Su querido abuelo Mateo.

Sentada, al filo de la cama, con las manos escondidas bajo sus piernas, recordaba el día que su abuelo se lo regaló.

_Carlota, ¿sabes lo que tengo entre las manos?
_ No lo sé abuelo... ¿un catalejo?
_ No, exactamente, aunque por su forma podría ser. Cilíndrico, alargado, se utiliza de la misma forma,    y ambos dos sirven para ver realidades. Pero a ver si sabes responderme, ¿en qué se diferencian Carlota?
_ Uhm...
_ Verás...El catalejo permite ver de cerca objetos lejanos y el caleidoscopio, permite acceder a una realidad de colores jamás nunca vista. Cuando utilizas el caleidoscopio, el tiempo y el espacio no existen, el movimiento y las formas son tan bellas, que no puedes dejar de mirarlas.




Me gustaría Carlota, que algún día, cuando yo parta, y no puedas recurrir a mi para contarme tus pequeñas y grandes cosas, cojas el caleidoscopio, palpes el papel blanco que lo recubre y poses tu mirada en él. Mira, y atrévete Carlota, y no dejes que tus sueños se conviertan en grises, deja que los colores y las formas los bañen.

Abuelo, ¿por qué el papel pintado está en blanco? Mi querida nieta pizpireta, porque te corresponde a ti pintarlo.

Come como siempre. Ama como nunca. Reza eternamente. Y cuando te sientas desorientada, asómate al mundo.

Y Carlota, así lo hizo, asomó de nuevo sus manos,  y se dirigió a coger el caleidoscopio, lo tomó dulcemente y empezó a girarlo. La magia brillaba con luz propia en el cuarto de la pequeña Carlota.


PD: un guiño para la palabra caleidoscopio, tan única que no tiene sinónimos.


Marta Martín