19 enero 2014

Egipto, pasaporte a la eternidad

 Si existe un país misterioso por excelencia, ese es el regalo del Nilo, Egipto, una de las civilizaciones más antiguas de la tierra.

Muchos son los que han investigado sobre sus secretos, algunos descubiertos, y otros aún hoy, siguen siendo un legado dorado y silencioso para la humanidad.

Saber el porqué de la existencia  de innumerables creaciones y maravillas de piedras del desierto por las que no pasa el tiempo y no saber cómo se crearon, inunda su historia de un misticismo inescrutable.

¿Obra de dioses? ¿Obra de reyes?

Obras de miles y miles de personas, esclavos y también campesinos llamados a trabajar, en los grandes proyectos nacionales del Imperio, bajo la dirección de eruditos astrónomos, arquitectos, ingenieros estructurales con increíbles dotes de organización y fieles adoradores de sus deidades. 

Cuna de sabiduría que ha sabido sobrevivir al paso de 5000 años a.C

Las ruinas del antiguo Egipto, son el envite y descaro perfecto del pasado a la civilización moderna, de una herencia asombrosa de conocimientos,  que dejan de manifiesto los grandes, revolucionarios y avanzados pasos que dieron aquellos que una vez habitaron el noreste de África. 

Allí, la vida se abría paso más allá de la muerte, una creencia que vivía en el corazón de todos los egipcios, la muerte era el principio del fin,  un gran viaje a la eternidad, donde los dioses y reyes, el pueblo también, navegaban  en el barco de la tarde, a través de un lago de flamas en el cielo, para despertar desde allí, a un mañana nuevo cada día.








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